lunes, 14 de noviembre de 2016

Acerca del cuidado de las señoritas en el pasado



En el pasado el cuidado de las madres con las hijas era riguroso. En el Santa Cruz de antaño marido y mujer acompañaban a las hijas solamente a los grandes bailes sociales que se realizaban en “casas de familia”. En el salón de baile las madres se sentaban al lado de las hijas, en las sillas acomodadas en rededor de la sala. Los jóvenes  se sentaban en las piezas contiguas, en el interior del corredor o en el  patio. Estos solo tenían oportunidad de conversar con las damas, mientras bailaban alguna pieza musical, previo consentimiento de la madre. Algo más, las madres no permitían que las hijas bailaran dos piezas seguidas con una misma persona, a no ser que fuera novio oficial.

Por aquellos tiempos hubiera sido también un escándalo encontrar andando sola – por la calle – a una señorita de 25 años, y mucho peor acompañada de su enamorado.


Esos cuidados extremos de las madres se justificaban en aquellas épocas, por la falta de cultura existente y por el “peligro”  latente que significaba dejar sola a una criatura en manos de un “bruto”. 

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